
La frambuesa (Rubus idaeus) es el fruto del frambueso o sangüeso. Esta planta crece silvestre en diversas regiones de Europa, aunque también se cultiva, siendo su cultivo bastante importante. Es una fruta pequeña, cónica o redondeada con una piel aterciopelada de color rojo o amarillento. La pulpa es muy aromática y su sabor es agridulce. Se puede consumir cruda o emplearse para elaborar mermeladas, jaleas y bebidas. También se puede encontrar congelada.
En realidad este fruto está compuesto por numerosas
drupas pequeñas y redondeadas que contiene cada una de ellas una semilla, agrupándose en un pequeño receptáculo cónico.
Son conocidas como las fresas del bosque y su sabor es muy agradable aunque a las pocas horas de la recolección se va perdiendo. Las variedades cultivadas suelen ser de mayor tamaño pero con menos aroma y sabor que las silvestres. Al mismo tiempo producen cosechas mayores y más zumo que estas últimas.
Las frambuesas poseen una cantidad moderada de glúcidos. Su contenido en proteínas, lípidos, así como su valor energético es bastante bajo, siendo éste último de 26 kcal por cada 100 g de producto fresco.
Son unas frutas muy perecederas y para aumentar su conservación se pueden introducir en el frigorífico unos 2-3 días. Además, también admiten la congelación. Las humedades relativas óptimas oscilan el 90-95%.
Las frambuesas frescas se suelen consumir solas o con nata. También se emplean en pastelería, para aromatizar postres o preparar zumos y aguardientes. El zumo de frambuesa se emplea para mejorar el sabor de preparados farmacéuticos. Este mismo zumo diluido en agua da lugar al refresco de frambuesa. También se elaboran licores y mermeladas de frambuesa. Para todas estas aplicaciones se suelen utilizar variedades rojas y grandes con pocas pepitas, llamándose coloquialmente pepitas a las semillas que contiene en el interior de un receptáculo.